Todos recordamos los momentos más críticos que se vivieron en las residencias a los inicios de la pandemia. Sin duda, en aquel momento, el virus aún era un gran desconocido por todos nosotros y se extendía de manera muy rápida y virulenta. Ningún gobierno tenía un manual de cómo gestionar pandemias, si bien estábamos bajo un contexto mundial complejo sin precedentes.
En las Illes Balears, y a pesar de las dificultades iniciales, se ha actuado de manera responsable, primando siempre la salud de las personas más vulnerables y con el objetivo de detectar casos de manera precoz, pues no debemos olvidar que en las residencias un solo contacto positivo de personal o de usuarios era considerado un brote.
Para ello, fue clave la coordinación sociosanitaria e intersectorial a todos los niveles, de acuerdo con Salud Pública, así como la disposición inmediata de recursos adecuados a sus necesidades para poder ofrecer la mejor atención, en el lugar que fuera más adecuado: en la residencia, el hospital de atención intermedia, las unidades de curas paliativas u hospitales de agudos.
Se ha innovado creando nuevas estructuras de funcionamiento y también mediante un trabajo en red: cada día se actualizaba la base de datos que se enviaba con la información necesaria, así como las actividades de prevención que se llevan a cabo en los centros. Además, se crearon recursos específicos a través de la central COVID como el “grupo vulnerables”, dando así atención directa a los propios centros residenciales y a los residentes.
En Baleares contábamos con el Plan de Atención a la Cronicidad aprobado por un Gobierno progresista en 2016 y que, de alguna manera, ha servido como base en cuanto a la formación de los profesionales dentro de las residencias públicas, en la identificación de los pacientes crónicos complejos y los pacientes crónicos avanzados y el impulso de las enfermeras gestoras de casos dentro de las residencias, implicando una mayor coordinación con las enfermeras de casos del resto de niveles asistenciales de hospitales y de atención primaria.
Un dato indispensable y para tener en cuenta es el del exceso de mortalidad de 2020. A pesar de la pandemia. Balears ha sido la comunidad autónoma con menor exceso de mortalidad, con un 0,3%. En las antípodas, Madrid ha tenido un exceso de muertes de un 35% en relación con los años 2015-2019.
En nuestra Comunidad Autónoma, NO se han llevado a cabo protocolos de exclusión de la atención sanitaria en los hospitales de referencia a los residentes afectados. Al contrario: se han hecho los esfuerzos necesarios para poner a disposición el recurso más adecuado en función de su situación clínica, valoración funcional y estado cognitivo, siguiendo las indicaciones de los servicios asistenciales, a criterio médico.
Han sido muchos los sacrificios que han hecho las personas que viven en las residencias -también sus familiares próximos-, por ello es importante que todos reconozcamos la importancia de la vacunación como la medida más eficaz que tenemos, pues resulta obvio que a medida que tenemos más población inmunizada avanzamos paralelamente a una mayor normalización.
Así pues, los y las socialistas hemos estado, estamos y estaremos en esta transición hacia la recuperación de la normalidad centrándonos en las personas más vulnerables, fortaleciendo el sentido del carácter público de nuestras políticas, de acuerdo con el Pacto Económico y Social que firmamos, juntamente con los agentes sociales y sindicales, los consells insulars, la FELIB y la mayoría de los grupos parlamentarios, a excepción de la derecha y la ultraderecha.
Las prioridades del Gobierno han sido claras: se ha actuado en todo momento, porque todos sabíamos de la importancia de controlar la situación en las residencias y las consecuencias que podía tener si se daba lo contrario, se han tomado medidas valientes, difíciles de entender en ocasiones, pero siempre teniendo claro que lo primero es la salud.
Beatriu Gamundí
Diputada del Grup Parlamentari Socialista i secretària de Serveis Socials del PSIB-PSOE